Silvia Camio Montalvo (Psicóloga, Socia de Lahar Elkargoa)
Cada vez vivimos más, y esto es un logro de la Humanidad. Ahora, el reto consiste en aumentar la calidad de vida de estos años que hemos añadido a nuestra esperanza de vida, aprendiendo a vivir este período de una manera saludable. En este artículo se muestran algunas sugerencias para envejecer de manera sana, previniendo enfermedades que pueden suponer un factor de dependencia, y se muestran ayudas para evitar pérdidas progresivas en las funciones físicas y cognitivas o mentales. Es decir: el artículo detalla algunas pautas de vida saludable, a distintos niveles: cognitivo, físico, afectivo…, de cara a prevenir la dependencia y aumentar la calidad de vida de las personas mayores.
Partimos de un modelo que contempla las distintas posibilidades del envejecimiento, pretendiendo fomentar una vejez con éxito, entendida como aquella de «baja probabilidad de enfermedad y de discapacidad asociada, alto funcionamiento cognitivo y capacidad física funcional, y compromiso activo con la vida«.
La prevención de la dependencia está muy ligada a la promoción de un envejecimiento saludable y activo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. El envejecimiento activo es definido por esta organización como: “el proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”.
Se ha comprobado que la práctica de actividades permite el mantenimiento de roles activos, generando bienestar psicofísico y mejorando la autoestima de las personas mayores. Así, es conveniente que las actividades que se realicen sirvan, además de para ocupar el tiempo, para estimular diferentes áreas del funcionamiento personal.
Entre las actividades que se pueden realizar se encuentran:
– En lo físico: gimnasia, tai-chi, yoga, caminar, natación, baile, petanca, billar, ping pong, subir y bajar escaleras…
– En lo psicológico: conviene estimular capacidades cognitivas (concentración, atención, lenguaje, cálculo, orientación, memoria…) para lo que existen talleres de memoria, específicos para personas mayores, y aulas de cultura, entre otros, aunque en el día a día también podemos entrenar esta capacidad haciendo crucigramas o sopas de letras, recordando una película que hemos visto, o algo que hemos leído. También existen talleres de relajación para el manejo del estrés y que contribuyen a facilitar el afrontamiento de ciertas situaciones vitales.
– En lo social: el pertenecer a grupos y tener una red social aumenta la autoestima, permite hacer aportaciones a otras personas, y recibir de ellas, y evita el aislamiento social (participar en grupos de voluntariado, asociacionismo…)
El envejecimiento es una etapa más de la vida, con sus retos y oportunidades. Un envejecimiento activo y saludable ayuda a vivir más años y, sobre todo, a vivir mejor.