Alvaro Usabiaga (Pedagogo. Lahar elkargoa)
Los padres y madres necesitan tener una buena comunicación con sus hijos/as. La buena comunicación favorece la relación, proporcionando un ambiente de respeto y de cariño.
Si es importante el diálogo en las relaciones interpersonales, lo es aún más la comunicación en la familia, que está guiada por los sentimientos. Nos ayuda a establecer contacto con el otro, a dar o recibir información y así expresar aquello que queremos decir, ya sean ideas, sentimientos o sufrimientos.
Si establecemos una clasificación sobre los tipos de comunicación que utilizamos nos encontramos con el lenguaje verbal (lo que decimos con palabras habladas o escritas) y el no verbal (mirada, gestos, etc.). Para que nuestros hijos/as comprendan adecuadamente lo que les queremos transmitir, tanto lo que les decimos con palabras como aquello que expresamos con nuestros gestos, mirada o tono de voz, deben ir en consonancia. Si se produce incoherencia entre ambos tipos de lenguaje, crearemos confusión en nuestros hijos/as y perderán confianza en nosotros.
Nuestra actitud también tiene gran relevancia en la comunicación con nuestras hijas e hijos, las palabras que utilizamos evidencian una actitud de escucha y atención hacia el hijo/a o de ignorancia y desatención. Así, actitudes como: utilizar gritos y amenazas constantemente (“arregla la habitación o verás”, “¡¡¡ven aquí!!!”,…), hacer sentir culpa (utilizar constantemente el lenguaje en negativo, “no corras que te caerás”, “eres un desordenado incorregible”,…), quitar importancia a las cosas que dicen o hacen los menores (“no será para tanto”, “no te preocupes”,…), dar conferencias (“deberías hacer”) o generalizar (“nunca obedeces”, “siempre te portas mal”,…); favorecen poco la comunicación entre padres-madres y sus hijos/as, ya que no afirman al/a menor.
Frente a estas actitudes que dificultan la comunicación entre padres y madres e hijos/as, el primer paso es ser conscientes de nuestro estilo de comunicación.
Por otro lado, algunas herramientas (actitudes) que pueden ayudarnos en la mejora de esta comunicación son:
- Estar disponible: que los/as hijos/as y los padres puedan disponer un tiempo al día, aunque sea poco, para poder hablar. Esto hará que se fortalezca la relación.
- Saber escuchar: escuchar activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de los hijos/as que hará que ellos perciban que están siendo entendidos y aceptados.
- Demostrarles empatía y cariño: intentar ponerse en su lugar, haciéndoles saber que entiendes sus sentimientos y te importan, aunque habrá veces que no estés de acuerdo con ellos.
- Ser un buen modelo: los niños/as aprenden más por cómo actúan sus padres que por lo que les dicen. Por lo que las actitudes que tomamos en casa deben de ser ejemplo para nuestros hijos e hijas.
- Ser positivos: utilizar un lenguaje positivo mejora la autoestima del/a menor.
- Favorecer la participación: haciéndoles preguntas y mostrándonos interesados por conocer sus opiniones respecto a temas diferentes.
Aunque el camino es largo, el uso de estas herramientas pueden servir de ayuda para crear un ambiente de cercanía, armonía y entendimiento, reforzando las relaciones de padres-madres y sus hijos/as y ayudándonos en la tarea de ser padres/madres.